Sube el paro, la prima de riesgo está en la estratosfera, la bolsa, por los suelos, los menús escolares vuelven a los años grises, los equipos de deportes se ahogan, la tasa de pobreza infantil es la tercera de Europa, los estudiantes se encierran, los mineros se rebelan …
Y aún así en el Congreso de los Diputados las dos Sorayas se entretienen en el usted más, el presidente de los jueces se aferra a su sillón a pesar de que no ha hecho como la mujer del César y capitostes financieros se escabullen para no dar la cara. Ni uno ha dicho: lo siento, nos equivocamos.
Sin embargo, hay que tirar hacia el optimismo y la esperanza, porque estamos vivos y , sobre todo, porque no nos queda otro remedio.
¡Arriba los corazones!
Publicado en: actualidad
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