Decía Olga Cerpa la pasada noche en el escenario del Teatro Cuyás que las canciones a lo mejor no arreglan la crisis pero sí alivian el alma. Lo dijo hace unas horas en el concierto que ofreció Mestisay junto a la cantante caboverdiana Nancy Vieira y el timplista Germán López en la capital grancanaria
Parte del repertorio estuvo compuesto por canciones añejas, canciones de esas que llamamos eternas, que conocemos tanto que son como de la familia.
Ay amor ya no me quieras tanto o esta tarde ví llover son versos familiares como ocurre con Olga Cerpa y Manolo González, el alma mater de Mestisay, porque llevamos tantos años juntos que con ellos en el escenario nos sentimos como en casa.
Me gusta este tipo de música tan evocadora en su justa dósis, mucho más si me la sirven con una voz tan poderosa como la de Cerpa y tan bien guarnecida. Son canciones que han pervivido a muchas modas, prendidas en la memoria o sonando aquí y allí en una cadena que las blinda contra el olvido. Como ha sucedido esta pasada noche en el Cuyás, donde entre los artistas y el público hemos recargado su baterías de eternidad.
La sorpresa en el Cuyás llegó de la voz de Nacy Vieira, según la crítica, «una de las mejores voces de Cabo Verde». De ahí cerca, como dijo ella misma al presentarse en un dulce castellano.
Primero se escuchó una morna y después apareció Nancy sonriente, guapa, cautivadora, dispuesta a regalar algunas hermosas canciones y algunos duetos con Olga. (No soprende enterarse después de que para algunos Nancy está llamada a ser la sucesora de Cesaria Evora.)
Y esto fue todo, un concierto de canciones que alivian el alma. Nada menos.
Canciones que alivian el alma
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