Donauweg R1, la vida al microscopio

Publicado en: Viajes 1

Cuadernos austriacos y 2

Un cervatillo que te mira asustado antes de volver al bosque; entrar a un mini-museo y lo lleva ¡un niño!; una liebre tamaño king size; así duermen los cisnes; esto de enfrente es una casa medieval; el momento justo en que el pescador saca ¿un salmón? del agua; esta lluvia es tan densa que no deja sitio al aire; cruzar el río con el famoso barquero, cruzarlo y volverlo a cruzar, pero nunca son el mismo, ni el río ni el barquero, y yo ya no sé si voy o vengo.

Un refugio para ovejas que – seguro- preparan viaje a Marte; no hay viñas más bien colocadas, ¿atrezo?; vírgenes y cristos por doquier en medio de la nada; hasta aquí llegó la crecida en el 85; ¿y usted a quien le pica el ojo?; pinos altos como el Empire; en este retrete me cuelgan los pies; gente siesa; nuestro Chillida en Krems; este río que es como un mar a lo largo; la cerveza es for free; ¡cómo llueve!; si hoy es jueves, esto es Grein, menuda chuleta rica.

Los patitos con mamá pata; señora, que no le entiendo, aunque me grite mucho; no sabía que había tantos verdes; un baño químico en medio del campo, ¿es en serio?; sí, sí, todo OK, fine, no me lo pregunte más; todos los simpáticos son de otro lugar; sale el sol solo en Linz, qué requetebonita es; menudas bicis, así cualquiera; ¿de Australia, dice?; horas a solas dando pedaladas; carriles de lujo, cargadores para e-bike, hoteles bike friendly y perdone usted el charco que le dejo en la moqueta, es que llueve, no, no me he caído al río; el camino solo es camino mientras te mueves, si paras, es otra cosa, se me ocurre mientras avanzo por el Donauweg, la parte austriaca de la ruta ciclista del Danubio, que está considerada la mejor de Europa.

Mathausen, una de las lápidas de recuerdo de las decenas (cientos) en el monumento de homenaje a las víctimas italianas.

El Dounaweg forma parte del proyecto Eurovelo, una red de rutas de cicloturismo de larga distancia que permiten recorrer prácticamente toda Europa. Voy por Donaweg R1 de Passau, en la frontera alemana, a Viena, unos 350 kilómetros aproximadamente, 400 como mínimo si añadimos pérdidas y otras cuestiones. Es segura, bonita y fácil. Todo es perfecto, tanto que me acuerdo de La Rosa del Cairo (Woody Allen, 1985), y temo haberme metido dentro de una postal turística con mi bici de alquiler y mis dos chubasqueros. Viajar en bicicleta permite ver un país al microscopio, si las autopistas son las venas de un territorio, tú circulas por los capilares y a paso de pedal.

Y además, Mathausen, el memorial, no el pueblo, que es una monada y tiene un Lidl en el que compro mortadela y un red bull a ver qué tal. Pero eso después. Antes subo por la carretera, tan empinada que tengo que empujar la bici bajo la lluvia. La misma pendiente que subieron ellos y ellas, solo que yo no llego exhausta, tampoco aterrorizada, y nadie me insulta y me golpea. Una vez arriba me emociono hasta las lágrimas, como otras personas -creo- que deambulan como yo por el campo esta mañana fría y gris de agosto. Me detengo, conmovida, en el monumento a los republicanos españoles asesinados en el campo. Poco después, una fotografía en una pequeña lápida de las muchas que hay en el homenaje a las víctimas italianas, me cautiva: Batisacco Onelio (1920-1945). Número de preso: 126625. La foto es de antes: el joven se retrató con su borsalino de medio lado y el cuello de la gabardina levantado en la nuca.  Seguro que se encontró guapo. Está igual que Humphrey en Casablanca, pero esta peli es del 46. No llegó a verla, él tenía 25 años.

Este vídeo más que casero lo grabé cruzando en ferry al pueblo de Mathausen. Iba sola y bastante emocionada por la perspectiva de pisar uno de los campos del horror del nazismo. No podemos olvidar.

  1. ELIA FERNANDEZ DE LA GANDARA
    | Responder

    Angeles , nosotras hicimos ese mismo viaje , grandes recuerdos .
    Tambien subimos al campo de exterminio pero a pie , las bicis quedaron abajo , era mucha subida .Por supuesto que tambien nos emocionamos .
    Enhorabuena por tu periplo .

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