«Carmen quiere verla»

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Este domingo el colorín de El País me trajo un regalo: un reportaje sobre el maquis. Me interesa mucho la Historia, pero hay episodios que me apasionan más que otros y la guerra civil es uno de ellos. En Los últimos que se echaron al monte, el periodista Jesús Ruíz Mantilla narra la avenura de Juanín y Bedoya, guerrilleros contra la dictadura en las montañas de Cantabria. La lectura de este reportaje me ha traído a la memoria una de las situaciones más emotivas que he vivido como periodista.


carta.JPGFue hace algunos años, en marzo de 1999. Me habían encargado entrevistar a un vecino de Tamaraceite que tenía algo que ver con Los sucesos de San Lorenzo, así había llamado la prensa del año 1937 al episodio que acabó con el fusilamiento de cinco hombres por un delito de adhesión a la rebelión, lo cual no deja de ser una ironía viniendo de quien vino la acusación. El ejército que se alzó contra el gobierno de la II República juzgó a 21 vecinos de San Lorenzo y fusiló a cinco de ellos por haberse opuesto al golpe de estado, como sucedió en muchos otros lugares de España.
A veces afronto un reportaje o un proyecto de reportaje con la misma ilusión con la que voy a ver una película que promete. Otras, no voy tan convencida. Recuerdo que en este caso, no esperaba una gran historia, Pero aún así fui, qué remedio me quedaba.
Entreviste a Diego González García, hijo de Francisco González Santana, uno de los fusilados junto a Juan Santan Vega, alcalde de San Lorenzo, que entonces era un municipio independiente de Las Palmas de Gran Canaria. González poco recordaba de su padre, pero me puso en la pista de Domingo Valencia Armas, que tenía 15 años cuando se vio involucrado en los sucesos de San Lorenzo. Fue juzgado con los demás en un consejo de guerra y, aunque no fue condenado a muerte, sí pasó algunos años en la cárcel.
El fotógrafo Ignacio Pérez y yo encontramos a Domingo Valencia en Casa Ayala, en una zona escarpada, de casas diseminadas entre huertas, algunas guardadas por perros. Preguntando a unos y a otros y después de subir y bajar varias veredas al sol, dimos con él. Nos encontramos con un hombre afable, en muy buen estado físico y mental y yo diría que en paz consigo mismo. Nos relató su versión de lo sucedido y así se publicó en La Provincia, que era donde yo trabajaba entonces, el domingo 14 de marzo de 1999.
Al día siguiente, lunes, recibí una enigmática llamada en la redacción. Una mujer que decía que hablaba en nombre de otra, me pedía que acudiera a ver a ésta por algo relacionado con el reportaje que yo acababa de publicar. La que llamaba era una voluntaria, según creí entender, que pasaba algunos ratos acompañando a una anciana, ya nonagenaria, enferma y postrada en una cama.
«Doña Carmen quiere hablarle de su hijo, debe ir», me decía desde un cabina telefónica con la urgencia del que se está quedando sin monedas.
Confieso que acogí la propuesta con bastante renuencia. Pero tomé nota de la dirección que me daba y acordé que iría al día siguiente. La llamada me llevó a una casa terrera cercana a la plaza de Emilio Zola, más o menos entre El Corte Inglés y la plazoleta Farray. La mujer que había insistido tanto para que la fuera a ver vivía en un cuarto construido en la azotea de la casa, sin comunicación directa con el resto de la vivienda.
Carmen Delgado Expósito me esperaba medio incorporada en su cama e impaciente. Aguardaba desde 1937 para contar su historia, estábamos en 1999 y, ella tenía 93 años: no había tiempo que perder.
Pasé la mañana con aquella mujer en su modesto cuarto de azotea. Pronto me explicó porqué me había llamado. En el reportaje publicado aquel domingo sobre los sucesos de San Lorenzo se incluía una foto de uno de los fusilados: Matías López Morales, recordado por su entereza a la hora de morir, según puse entonces en el pie de foto. Matía López Morales había sido el hijastro de Carmen.
(Continuaré)
(Pie de foto: reproducción de una de las cartas que me dio Carmen. Ésta la firma su hijastro, poco antes de ser fusilado)
Posdata: Hoy hemos vivido un hecho histórico en España. Una mujer ha sido madre y es ministra de Defensa. Bienvenidos sean los nuevos tiempos.

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