Que el Parlamento canario se haga el harakiri

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Mesa de académicos
De izquierda a derecha: Carlos Fernández Esquer, José Ramón Montero, Maite Pagazaurtundua, Juan Hernández Bravo de Laguna, Gerardo Pérez y Víctor Cuesta.

El sistema electoral canario es extravagante, injusto, manipulador y constituye el mejor invento de las élites para mantenerse en el   poder.  

Todo esto se afirmó durante la jornada  «El sistema electoral canario. La imperiosa necesidad de su reforma» , organizado por el colectivo Demócratas para el Cambio el pasado sábado 12 de septiembre en el Auditorio Alfredo Kraus.

Solo asistí a la sesión de la mañana, la de los académicos. Entre otros participaron José Ramón Montero, catedrático de Ciencias Políticas en la Autónoma de Madrid, y su colega de La Laguna Juan Hernández Bravo de Laguna.

El primero fue descrito como una autoridad mundial en sistemas electorales y el catedrático lagunero reclama cambios en el sistema electoral canario desde los años 80 del siglo pasado. Los demás no se quedaron a la zaga.

Sabía que mi voto como vecina de una de las dos islas más pobladas del archipiélago canario  no vale lo mismo que el de un residente en las más pequeñas, pero en realidad no me había enfrentado al hecho como lo hice este sábado, en el que supe que la situación es mucho más  patética, insoportable y aberrante de lo que yo asumía.


Alguno de los datos expuestos el sábado:

  • En Canarias el 17% de la población elige a la mitad del Parlamento, mientras  el otro 83% de los isleños nos repartimos el otro 50% de la Cámara.
  • Malapportionment es el término en inglés que describe la distribución desviada de escaños en un sistema electoral: Canarias es la primera del ranking de malapportionment del mundo; Tanzania ocupa la segunda plaza de este ranking, Baleares la tercera y Corea del Sur, la cuarta.
  • Canarias tiene el máximo ratio de desigualdad de los sistemas electorales españoles, con un 17,1. La segunda plaza de este ranking lo ocupa el Congreso de los Diputados, donde el máximo ratio de desigualdad es de 3,8  (Por ejemplo, el voto de una provincia poco poblada respecto a Madrid ).

El ¿qué hay de lo mío? de sus señorías

Durante la jornada los académicos compararon, analizaron y desmembraron el sistema electoral por el que se gobierna Canarias desde los años 80 y que permite que hoy en día el tercer partido en votos tenga el mayor número de escaños en la Cámara, entre otras distorsiones.  (Lo que podemos traducir a lenguaje coloquial como tomadura de pelo.)

Gerardo Pérez, profesor de La Laguna, habló de la «imperiosa necesidad de la reforma» y  Hernández Bravo de Laguna recordó que cuando la reforma del 96 fue llamado a informar al Parlamento. «La mayoría de las preguntas (que hicieron sus señorías al experto) eran sobre cómo iban a quedar sus partidos con la reforma; fue el ¿qué hay de lo mío?».

El catedrático de la Universidad de La Laguna señaló que había participado en otras movilizaciones en el pasado a favor de la reforma del sistema electoral canario y que todas habían fracasado. «¿Cómo van a acometer una reforma electoral los mismos que están gobernando gracias a este sistema?», se preguntó durante su intervención del sábado. (O sea, la pescadilla que se muerde la cola.)

Hernández Bravo de Laguna teme que se haga una reforma cosmética o «apariencial», como la llamó. Citó a Napoléon, que decía que si uno quiere arreglar un problema , lo arregla; y, si no, crea una comisión. Y a Lampedusa: que todo cambie para que todo siga igual.

«Incluso los que defienden este sistema», afirmó el sábado el profesor de Derecho Constitucional de la ULL Gerardo Pérez, «saben que transitan peligrosamente por el borde de la inconstitucionalidad».

La indignación

Tras oír estas y algunas otras cosas sumé, resté y concluí:

Me/nos están robando: El voto es el bien más preciado de un ciudadano en un sistema democrático. Así lo vivo yo  cada vez que nos toca ir a las urnas. Pero ya puedo votar y votar con ganas, que en el caso del Gobierno de Canarias las cosas son las que son y así seguirán siendo.

Un ejemplo malicioso.  Si se prima a las menores para que no sean olvidadas, ¿no habría que hacer lo mismo con los pueblos más pequeños en las elecciones al Cabildo? Llevando las cosas al absurdo: Que un voto de Artenara valiera por diez de la capital.

El harakiri. Salvando las distancias y todo lo demás, el Parlamento de Canarias debe hacerse el harakiri como hicieron en 1976 las Cortes franquistas para dar paso a la democracia.

En el caso de la Cámara canaria se trata de reformar el sistema electoral por el que fue elegida para que en lo sucesivo sea un sistema más justo.

Debe hacerlo porque lo exigimos los ciudadanos, que somos los titulares de la soberanía popular, que es lo que se encomienda con el voto. Soberanía popular, ni más ni menos.

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