Música para untar

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Una serie de circunstancias me llevaron anoche a una butaca par del primer anfiteatro de la sala sinfónica del Auditorio Alfredo Kraus, para asistir al concierto inaugural del 25 Festival de Música de Canarias.
Las circunstancias encadenadas que me llevaron a mi primer concierto del festival en 25 años fueron, por este orden, dos entradas regaladas, razón primerísima y fundamental; la fortuna de tener una amiga melómana a la que me apetecía mucho ver; el deseo de estrenar un precioso abrigo que me trajeron los Reyes Magos y la seguridad de que el concierto no me iba a desagradar,
Con estos rudimentarios mimbres y mi oído derecho enfrente del izquierdo, mi abrigo de Reyes y mi amiga melómana mi lado, festejando la invitación con sus bien dotadas orejas, me presenté en el Auditorio Alfredo Kraus, consciente de mi ignorancia musical, pero dispuesta a absorber algo que intuía extraordinario.
DSC01984.jpg La música clasica se presenta en un estuche elegante que puede servir de imán para algún parvenu, pero también de poderoso repelente para, me temo, una gran mayoría.
A priori , es un asunto demasiado elevado para el poco cultivado paladar de las clases populares. También es una materia complicada, que hay que conocer para convertirse en un entendido, en una persona con cultura musical o con pretensiones de tenerla. Todo ello nos deja fuera de juego a los que no somos de ni de ringo ni de rango ni entendidos ni cultivados, ni ná de ná. (También hay mucha pantalla y mucha pretendida elite que lo es, pero sólo en su barrio, y mucho melómano de programa de mano. En un acto social a veces importa más parecer, que ser.)
Yo anoche debía ser un rara avis, con mi abrigo nuevo y mis escasos recursos musicales, pero disfruté. La música es un arte apto para ignorantes, sólo tienes que poner atención. Yo no disfruté de los matices que apreció mi amiga melómana ni sabría decir si el director Lú Jia estuvo especialmente afortunado en sus interpretaciones de Schubert y del inquietante Liget. Además, me falta lenguaje para describir lo que escuché de una forma apropiada
Yo, profana en la materia, sólo podría decir que hubo momentos en los que la música se convirtió en algo tangible que llenaba la sala sinfónica con terciopelo y miel, optimismo y angustia. Hubo momentos en que el sonido se podría haber untado en una tostada y morderlo como se hace con el pa amb tomaquet. Fue delicada, atronadora, desconcertante, sugerente… un placer al alcance de nuestros oídos en estas islas remotas.
(Foto: Morguefile)

4 Comentarios

  1. emma
    | Responder

    ves como tienes carne?

  2. Sergio N.
    | Responder

    Me gusta este artículo. En él se combina la necesidad cultural que tenemos de una música esencial con la denuncia de la irritante soberbia de todos los pretendidos entendidos en ella.
    Felicidades.

  3. Loli
    | Responder

    Me encanta como lo expresas, solo hace falta abrir los sentidos, dejarse llevar y saborearlo. Gracias.

  4. La música, clásica o no, se crea para el disfrute de todos los que decidan escucharla. Los compositores clásicos no pensaron que su música fuera para una parte de la sociedad que pudiese pagar entradas de lujo para escucharles.
    Elitista no es la música clásica, sino las instituciones que no promueven sus conciertos de forma gratuita o en espacios abiertos para que la disfrute todo el mundo.
    Recordemos que de nuestros impuestos sale una subvención cuantiosa para la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Pues bien, deberíamos exigir que hicieran sus conciertos de forma gratuita y en abierto más a menudo. Es intolerante que se pretenda cerrar el acceso a este tipo de música a quienes no pueden pagar las entradas para el teatro o auditorio.
    Y por otro lado, lamentablemente en estos festivales de música clásica se prodigan gentes de poder adquisitivo alto simplemente para quedar con sus amig@s en un sitio que han definido como «culto». Más de 3/5 partes de los asistentes a conciertos del festival lo hacen simplemente para asistir con su visón y su peinado recién estrenados.
    Si no, que pregunten a El Corte Inglés donde se agotan los discos del concierto que viene a continuación. Y uno ve a esos compradores en los conciertos diciendo: «Sí, me gustó. Pero la versión de Romanovic en el cd de la Orquesta Sinfónica de Praga me parece muchísimo mejor….»… y patujadas así.
    Ángeles, has ido al concierto a lo que realmente hay que ir: a disfrutar de la música, y no a petardear. Asi que enhorabuena y prodígate más…. jejejeje…
    Y no hay profanos en la materia…. los realmente entendidos no suelen ser los que hablan antes durante y después del concierto, o dejan sus teléfonos móviles encendidos, o hablan durante el concierto, o tienen repentinos ataques de tos…. asi que, despreocúpate y vete a DISFRUTAR del concierto.

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