El político mezquino y la cazadora providencial

Francino, periodista de la SER, amenazó esta mañana en antena desde Lorca con desvelar las siglas del partido responsable si volvía a recibir una llamada para protestar por el protagonismo del alcalde del municipio murciano en el programa, en un momento trágico en el que todos los grupos habían decidido suspender la campaña electoral.
No voy a decir visiblemente indignado, porque lo estaba escuchando, pero me pareció que el periodista era muy capaz de cumplir su amenaza.
¡Qué mezquindad! En un panorama de desolación como el que describen las crónicas periodísticas
llamar para preguntar por lo suyo y para quejarse porque no le dan minutos.
Dijo el periodista y para mí dijo bien, que desvelaría la identidad de tal sujeto o sujeta porque si era capaz de hacer eso, no merecía ocuparse de la gestión pública.
En el mismo programa, -hay que ver qué diferentes somos los seres humanos-, entrevistó a dos mujeres emigrantes. Una llevaba varios años en Lorca y otra apenas un mes.
Una de ellas contó que cuando sintió el primer terremoto salió de casa corriendo y que al llegar a la calle vio cómo unos cascotes mataban a una persona. Dijo que no la conocía pero que no podía quitársela de la cabeza.
Tampoco conocía a la persona que pasó junto a ella y le puso una cazadora en los hombros porque la vio temblando de frío.
Ahora busca al dueño de la cazadora, para devolversela y para darles las gracias.
Dijo que varias mujeres emigrantes -rumanas, ecuatorianas, marroquíes- se unieron anoche para consolarse mutuamente y darse calor. Dijo que se han convertido en una familia.
Yo, después de escuchar la historia de la cazadora providencial y la del político mezquino, abogo porque el periodista desvele su identidad aunque no vuelva a llamar. Como servicio público, no vaya a ser que resulte elegido.
(La foto es de EFE/Israel Sánchez. En ella, la hija de una de los fallecidos junto a otros vecinos, agentes policiales y el cuerpo de uno de una de las víctimas.)