Llevo semanas, puede que meses, con las alas cortadas. La culpa es solo mía, por mi ignorancia. Se trata además de una ignorancia que podría tener remedio, si yo no fuera tan recalcitrante. Me refiero a este portátil de mis amores que hoy, 26 de noviembre de 2009, vuelve a funcionar como una seda.
Y no gracias a mí, por supuesto, sino merced a las buenas artes de mi querido A., que es un fiera y un valiente, pues sé de buena tinta que en este cacharrito con teclas y pantalla vivía un alien como el de la película de la teniente Ripley.
Yo no lo ví, pero sé que el alien salió de repente, con las fauces abiertas y dando alaridos. Sé también que no se comió a mi amigo, porque éste, hombre de sangre fría y reflejos de acero, cerró el pc de golpe, con tal fuerza y precisión que el bicho quedó espachurrado entre el teclado y la pantalla.
Ahora mi portátil funciona muy bien y yo he recuperado mi libertad para navegar sin tino. Sólo queda algún restillo de baba del alien, pero ya la voy secando con un trapito
Esther
Enhorabuena por tan feliz reencuentro y todas mis simpatías a tu querido A., conociendo los terribles aliens que pueden rondar un ordenador, lo elevaría a la categoría de héroe 😉