¿Cuánto vale una tostada? Me refiero a una rebanada de pan de molde pasada por la tostadora y cortada en cuatro triangulitos. Si la pides en la cafetería del hotel 1478 (Vegueta, Las Palmas de Gran Canaria) el precio es de 2,60 €
El precio, que puede resultar excesivo (a mí me resulta excesivo), tiene una explicación tan perifrástica que no he podido resistirme a contarla aquí.
Domingo 19 de enero de 2020. 10:45 horas. Desayuno con mi amiga L. Lo hacemos un par de veces al año y ella es muy desayunadora, quiero decir, que sabe lo que cuesta un desayuno en la calle. Una experta en desayunos, digamos.
Pedimos sendos cafés con leche (el mío sin lactosa) y una tortilla francesa (ella) y un par de huevos fritos (yo), en ambos casos acompañados los huevos de un trocito de tomate y dos o tres pedacitos de champiñones. Todo muy rico.
Con los platos nos pusieron una pequeña bandeja con porciones de tostadas.
Como todo estaba tan bueno y somos buenas de diente, se nos acabó el pan antes de dar cuenta de los huevos.
Pedí más pan. Nos preguntaron si lo que queríamos era una tosta de la carta, contestamos que no, que sólo queríamos un poco más de pan, como el que nos acababan de poner.
Llegó la tostada y poco después pedimos la cuenta.
Esta segunda tostada nos costó 2,60€ porque, según nos aclaró el camarero, lo que nosotras creímos tostada era en realidad una tosta de tomate sin tomate, y una tosta de tomate (venga o no el tomate) tiene ese precio en este hotel tan bonito.
Mi compañera de desayuno intentó aclarar al camarero de que si la tosta venía sin tomate, ya no era una tosta de tomate, sino una tostada de toda la vida. Pero no hubo manera. Así que pagamos los 2,60€ por la tostada porque para la casa tenía rango de tosta de tomate sin tomate, y nosotras no estábamos para más debate.
Según esta teoría y esto es un suponer, si pides un plato de papas fritas y en la carta estas figuran como guarnición del solomillo, esas papas costarían un riñón (un solomillo), porque sería un solomillo sin solomillo.

uNo
Lo más sorprendente es que alguien que se dedica a la hostelería pierda dos clientes -me temo que ahora tres- por una simple tostada, cuando además se trataba del pan mínimo necesario para «rematar» el desayuno.