La soberanía reside en el pueblo: este es el axioma básico de nuestra forma de gobierno. El voto es la piedra filosofal del sistema, la llave mágica que nos iguala y nos hace ciudadanos. Es anónimo y fundamental y vale tanto el del pobre como el del rico, el de la mujer como el del hombre, el del joven como el del anciano. Y toca a voto por barba.
Entre todos elegimos a los delegados de la clase, a las personas que se prestan a representarnos y a luchar por el colectivo. También a administrar el dinero que aportamos. Los elegimos, pero la soberanía la seguimos teniendo nosotros, la última palabra.
Repaso estas asuntos básicos harta de demoras, de rodeos y de mareos de perdiz.
Intentan que comulguemos con ruedas de molino: que creamos que el sistema electoral canario es así de injusto por nuestro bien, cuando el bien es suyo.
Como si fuéramos niños, como si fuéramos idiotas (aunque los niños -y mucho menos las niñas- no son idiotas).
(Después de lustros de todo tipo de argumentaciones, reuniones, comisiones, manifestaciones y otras iniciativas, aún hoy 2 de marzo de 2018 la plataforma Demócratas para el Cambio, que lleva once años promoviendo la reforma, tiene que convocar un acto reivindicativo en la ULPGC para exigir la reforma inmediata del sistema electoral canario)
Hoy, 18:00 horas en el Salón de Actos del «edificio de Magisterio».
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