El otro día en uno de estos momentos que depara la época navideña volví a encontrarme con algunos de mis viejos amigos.
A los amigos se les elige con intención de que sean para toda la vida. Es un deseo tácito que situaría en la misma definición de amistad. No se dice: ‘a ver tú, vas a ser mi amigo durante los próximos tres meses y medio’. No se da un plazo, eso sería otra cosa.
La elección puede salir rana, pero, si no es así, una amistad de largo recorrido depara muchas satisfacciones a lo largo de la vida, una de ellas es el conocimiento y el reconocimiento.
Así, el otro día, tras el reencuentro, pensé en lo bien que habíamos estado todos juntos y en que sólo habíamos tenido que ser nosotros mismos. Y se me ocurrió que la amistad, entre otras muchas cosas, también es cómoda y confortable.
Cómoda y confortable
Publicado en: en primera persona
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antonieta patateta
porque no