Hace unos días Lorenzo Milá, corresponsal de TVE, informó en el Telediario de que el Congreso italiano debate una propuesta de ley para dar bajas laborales renumeradas a las mujeres que sufran fuertes dolores menstruales. Italia podría ser el primer país europeo que contempla esta posibilidad,
El doctor Javier de Andrés (Unidad del Dolor, Hospital de la Paz , Madrid), asemeja los dolores menstruales “al de un ataque al corazón” -leo en lavanguardia.es-. No exagera, sé por experiencia que hay dolores menstruales que tumbarían a un rinoceronte.
Muchas mujeres los sufren mes tras mes durante horas o días. Hablamos de dolores “invalidantes”, según la expresión que escuché en el informativo. No he encontrado cifras en España, pero el diario Il Messaggero -citado por la SER.- asegura que entre el 60 y 90% de las italianas sufren distintos tipos de molestias.
No es cuento. Es un dolor real que afecta a una proporción alta de la sociedad, pero aquí estamos, en el año 17 del siglo XXI, y el hecho de que un país europeo debata la posibilidad de convertirlo en causa de baja laboral es noticia de telediario.
La opción existe en países como China, Japón (desde 1947), Taiwán, Indonesia y Corea del Sur. Sin embargo, expertas citadas en otros medios a raíz de la iniciativa italiana alertan que podría ir en contra de las propias mujeres, que podrían ver mermadas sus posibilidades de ser contratadas o de tener el mismo sueldo que sus compañeros varones, que no tienen la regla.
La disyuntiva se plantean es desalentadora: o seguimos sufriendo con resignación sin dejar de trabajar o sin faltar a un examen, o exigimos la baja y nos arriesgamos a ser discriminadas -más- en los contratos y condiciones laborales. Renunciar a lo primero por temor a lo segundo es caer en lo de siempre: en que, al fin y al cabo, esto no es más que un asunto de mujeres.
(Originalmente publicado en La Provincia, el 9 de abril)
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