Tengo una amiga que acaba de ser abuela y todos los días me cuenta las pequeñas calamidades a las que se enfrenta su nuera. Que si la niña como o no come, que si duerme, que si tiene gases… Los hijos de mi amiga, padres de su nueva nieta, y la pequeña pasan estos primeros días en el centro hospitalario donde se produjo el alumbramiento, rodeados de profesionales y de todo tipo de medios para sacar al bebé adelante, así que a priori no hay motivo para preocuparse.
Esta mañana después de escuchar el último parte, volví a mis ocupaciones con una idea rondándome la cabeza. Me acordé de mis propias tribulaciones tras el nacimiento de mis dos hijas y de lo impotente que me sentí en algunos momentos que, por fortuna, nunca pasaron a mayores.
De mis niñas pasé a todos los niños y a qué diferentes son las circunstancias en que nacen. Me pregunto cómo se las arreglan las madres de sociedades en desarrollo y también cómo se apañaron mi madre, mis abuelas, mis bisabuelas, mis tatarabuelas… y así, trepando por el árbol genealógico, llegué al pensamiento de que nosotros, los que ocupamos ahora el planeta, somos el resultado de muchísimos alumbramientos y crianzas en condiciones mucho más precarias que ahora, tanto más cuanto más se camine hacia atrás en el linaje de cada cual.
Así es como llegué, tras hablar con mi miga sobre su nueva nieta, a verme como el resultado de muchas generaciones de madres heroicas que afrontaron partos y crianzas sin médicos, comadronas, pañales desechables, esterilizadores de biberones ni sacaleches. Llegué a verme -a vernos-, como el resultado de un montón de éxitos encadenados.
(Xenia/ Morguefile)
Tatarabuelas heroicas
Publicado en: miscelanea
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antonieta patateta
¿has pensado alguna vez que Paulina Fernández Diez no sólo fue una madre heróica sino una madre trabajadora heróica?
Ángeles Arencibia
Pues sí.