El domingo fui a una gasolinera a poner combustible a mi utilitario. Enchufé la manguera, marqué el dinero que quería gastar y apreté el gatillo de la pistola. Una vez, otra, otra… Como el líquido no salía, entré en la tienda de la estación para pre-pagar la consumición de gasolina sin plomo 95, que es la más barata.
-¿Qué? No se fian, ¿eh? ¿Se debe ir mucha gente sin pagar?«, pregunté a la señorita que atendía la caja con algo de sorna, mientras sacaba la tarjeta de crédito de la cartera..
–Buenoooo….., montones de gente. Pero nunca una mujer. Lo que pasa es que usted se puso en el surtidor que no yo no puedo ver, pero si llego a ver que era usted una mujer, se lo hubiera abierto.
-¿Sí?
–Las mujeres nunca se van sin pagar, agregó
–No me diga. Nunca, nunca.. ¿Siempre son hombres?, insistí.
–Sí, sí. Hemos preguntado a otras gasolineras y las mujeres nunca se van sin pagar, siempre son hombres.
Volví a mi coche con la gasolina pre-pagada, cargué el depósito y me marché con aquella conversación en la cabeza. La empleada de la gasolinera había sido taxativa: las mujeres nunca se van sin pagar. Aunque reconozco que la experiencia de este surtidor y de algún otro no puede tomarse como un axioma ni tan siquiera como el resultado de una estadística, la cosa me dio qué pensar. Nunca desprecio la impresión de una persona que trabaja de cara al público.
¿Por qué las mujeres nunca nos vamos sin pagar de una gasolinera? ¿Seremos más honestas? ¿Menos osadas? ¿Más razonables?
Quizás tengan algo de relación con lo afirmado este domingo en El País por Svafa Gronfeldt, rectora de la Universidad de Reikiavik, quien en un reportaje sobre la bancarrota de Islandia habla de que la única salida para el país es reemplazar «los viejos valores vikingos» por «los valores femeninos».
Copio aquí una cita del mismo reportaje atribuida a Halla Tomasdottir, presidenta de la única consultora financiera de Islandia cuyos clientes han ganado dinero en la crisis en lugar de perderlo: Las mujeres islandesas y en todo el mundo son más prácticas que los hombres, tienen los pies más firmemente plantados en la tierra y estudian con más mesura las consecuencias de los riesgos que toman.
¿Será por eso que no nos vamos sin pagar de las gasolineras?
(Foto: Markemark/ Morguefile)
Las mujeres nunca se van sin pagar
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Elisa
Creo que tú lo has dicho, las mujeres nunca se van sin pagar de una «gasolinera», yo tenía una tienda de lenceria y «muchas» mujeres se fueron sin pagar…
Me encanta leerte.
Esther
Bueno, supongo que tendrá que ver con las mismas razones que hacen que les den microcréditos a las mujeres en África y en la India, y no a los hombres, porque éstos se lo gastan en bebida. También con el hecho de que los seguros de coche a las mujeres salgan más baratos porque la cuota de accidentes es mucho menor.
Y es que, aunque como tú bien dices, no se puede tomar como un axioma, la mujer suele ser bastante más responsable y respetuosa. Quizá por aquello de que sabe lo que cuesta traer una vida al mundo y el valor que tiene.
PD: Te juro que estos rejos feministas sólo me salen en tu blog, Ángeles, que yo de normal hablo de otras cosas y no le voy pegando escupitajos a los hombres por la calle 😉
Ángeles Arencibia
Gracias Elisa. Lo de robar en una lencería suena más femenino, ¿no?
Ángeles Arencibia
Esther, yo tampoco voy escupiendo a los hombres por la calle, faltaría más. Algunos me caen bien, otros muy bien y hasta hay alguno que quiero mucho. También admiro a muchos otros. Sólo contaba una anécdota tan real como la vida misma que me resultó muy curiosa: ¿por qué razón las mujeres no roban en las gasolineras o en esa concreta donde estuve el domingo? Se trata de una excusa para hablar de mujeres y hombres. ¿Somos tan diferentes? Pues sí, ¿no? ¡Ah! Y tus ejemplos me parecen muy adecuados.
antonieta patateta
Quizás sea por esa educación de hace milenios de los hombres a cazar y las mujeres a cuidar niños o unos cuantos siglos después, los hombres a la oficina y las mujeres a cuidar niños o unos pocos años más tarde , los hombres a la oficina y las mujeres a cuidar niños y a la oficina. El horizonte femenino siempre estuvo claramente definido por la crianza de los hijos. Las coordenadas están servidas, hay manuales que se renuevan con la experiencia de todas, y nunca perdemos de vista unos pilares básicos que permiten que nuestros hijos crezcan. Desde hace milenios la responsabilidad de los hijos es de las madres (recuerdo que me lo dijeron en el paritorio y yo, tonta de mí , me sorprendí). Afortunamdamente los tiempos cambian y del «te ayudo, masculino» hemos pasado a «tú pasas el polvo y yo el brillo», pero esto es reciente y cargamos una memoria histórica que nos hace ser clasificadas «S»: Sensatas, tener Sentido común, ser Seres hiper responsables y a veces Superpoderosas.
Por eso nunca nos vamos sin pagar de la gasolinera
Ángeles Arencibia
Patateta: Interesante aportación. Somos mujeres S. En este contecto qué sería nuestra kriptonita.
Cuinpar
No, pero es verdad lo que dice Esther. El otro día leía un estudio de esos de calidad (un medio rollo sobre el nivel de satisfacción de los trabajadores) y la gran mayoría de hombres, de poder elegir, elegirían trabajar con una mujer porque, según ellos, son más responsables, más disciplinads y más ordenadas. Me pregunto si tanto elogio no formará parte de un plan para hacernos cargar con todas las responsabilidades… Y por otro lado, cada vez que leo cosas así, no puedo evitar pensar en que igual yo soy la excepción que confirma la regla, jejej.
Beso!
Ángeles Arencibia
Cuinpar creo que deberíamos hablar de valores femeninos y valores masculinos, no porque lo sean -masculinos o femeninos-, sino porque tradicionalmente se han catalogado así. Algo así como el tópico que usó Miguel Bosé: «Los chicos no lloran, tienen que pelear». A las mujeres nadie nos ha dicho que está mal que lloremos y llorar, en su justo término, es hasta saludable. Por eso no hablaria de hombres y mujeres, sino de valores. Y tampoco diría que los valores femeninos son mejores que los masculinos, pero sí que la tradicional prevalencia de los segundos desperdicia todo lo bueno que tienen los segundos. Y ahora me voy a poner oxígeno. Un beso.
Gabrielito
Generalizar nunca es bueno. Esta misma mañana tuve que acompañar a mi madre al hospital y mientras la sometían a una de esas consultas en las que nunca te dejan estar presente, en confianza pienso que es por si la cagan y es muy evidente, me fuí a una cafetería, me senté en la barra y pedí un café. A los dos minutos el propietario le preguntaba a la empleada: ¿Has cobrado tú la mesa 2?, respuesta de la camarera. ¿no les has cobrado tu´?… Al cabo de un minuto se dierón cuenta de que les habían hecho un «yate» ( ya te pagaré) sí me pillas. Querida Angeles las mujeres estaís llenas de virtudes que venero, pero en cuanto a chorizos no hay distinción ni en raza, religión, sexo, clase social, marca de pantalones….. de estos el mundo está lleno.
Ángeles Arencibia
Gabrielito, desde luego que sí. No hay más que mirar alrededor. Pero no me negarás que no tiene miga la afirmación de la empleada de la gasolinera. Para ella, yo era de fiar simplemente por el hecho de ser una mujer. Por nada más. Un beso.
Gabrielito
Sin «acritú»…. Podría ser corporativismo femenino, o que algún hombre le hubiese hecho alguna putadeishon recientemente…. Anyway… Otro beso para ti, tus niñas, tu niño y como estoy sobrao otro más para tí
Ángeles Arencibia
Gabrielito, puede ser una explicación.