He esperado a que personas con más argumentos escribieran sobre la figura de Lothar Siemens (Las Palmas de Gran Canaria, 1941) a raíz de su muerte en febrero de 2017, antes de saldar yo mi deuda de afecto. No mantuvimos una relación habitual, pero sí gocé de tres, cuatro, cinco -tal vez seis- conversaciones dispersas a los largo de más de 20 años, que siempre me elevaron dos o tres palmos del suelo.
Fue musicólogo, compositor, académico, relevante líder de la sociedad civil, ex presidente del Museo Canario, del Consejo Social universitario y Premio Canarias, entre otras muchas ocupaciones y méritos. Lothar era todo eso y más, pero no se le notaba, al menos no cómo se les nota a otros a poco que logran ser presidentes de su comunidad de vecinos.
Nuestra última encuentro tuvo lugar en la calle Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria, semanas antes de su muerte. Nos cruzamos en un mediodía de sol inclemente -¿habría dicho solajera?-, con tiempo para un saludo. Yo trabajaba en un reportaje sobre un arquitecto histórico y aproveché para preguntarle su opinión como hombre culto al que yo respetaba (respeto) muchísimo. Como siempre su respuesta fue inesperada: “Un desastre”.
Creo que una de las cosas que me gustaban de él era que, pese a ser un académico cuya talla excedia en mucho el territorio insular, era de una canariedad impecable. Me refiero sobre todo a la fidelidad en el uso del idioma. Hicimos una entrevista en 2016 para miplayadelascanteras.com con motivo de su regreso a la playa. Lothar había vuelto a Las Canteras para dar largos paseos matinales con su amigo Maximiano Trapero.
Me citó en una cafetería para hablar de su infancia en Las Canteras, de cuando los vecinos bañaban a los burros en el mar de madrugada, del cine Goya, de la música que compuso para un poema de José Luis Gallardo … y del paseo, que “era muy novelero”.
(Esta magnífica foto de Lothar Siemens la hizo Tino Armas en Las Canteras en 2016, para nuestra entrevista en www.miplayadelascanteras.es)
Publicado en La Provincia 7 de julio de 2017
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