Hay un par de comentarios en la entrada anterior y alguno que otro en mi perfil de Facebook que agradezco infinito y que, además, me obligan a ponerme en marcha y a no levantar la cabeza del teclado hasta sacar algo en claro en esta tarde de finales de julio de 2014.
Digo julio cuando tal vez deberíamos rebautizar el mes y darle un nombre que nos recuerde que fue aquel en el que el molt honorable se convirtió en el “muy lamentable ” (Cayo Lara dixit). Si julio se llamó así por Julio César (la verdad es que no lo tengo claro y no puedo parar ahora y enredarme google arriba google abajo), ¿por qué no llamarlo ahora “pujolo” o “pujolet”?
¡Qué barbaridad! ¡Hombre! Pues sí. Una barbaridad, pero no más bárbara que la que acabamos de descubrir y me remito a esa riada obscena de millones que han manejado, escamoteado, reubicado y escondido mientras ponían la otra mejilla para recibir besos de lo más granado, tan creme ellos entre la creme nacional, tan ético el papá, repartidor de justicia y doctrina, hacedor de gobiernos y hasta íntimo profesor de catalán.
Así que, finalmente, la tropa del ex molt honorable ahora “muy lamentable” era para emparentar con los Ruiz Mateos, solo que a estos, los Cebolleta de la corrupción nacional, siempre se les vio algo el plumero. Porque resulta que teníamos corruptos de pro, prohombres de la transición y la nacionalidad, estadistas de caché y renombre mundimundial. ¡Menuda jeta!
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