El otro día mi hija pequeña me preguntó cómo había abierto esa mañana la prima de riesgo. Es una niña bastante avispada, pero ni aún así me pareció que fuera un tema que debiera preocuparla.
Me dejé llevar por este pensamiento: en si yo a esa edad estaba preocupada por los continuos atentados de ETA o por la involución de la derecha.
No. No era yo ni tan lista, ni, por supuesto, tenía una madre con las noticias puestas en la pantalla desde la salida del sol.
Seguí dándole vueltas a la cabeza con mi hija y la prima (la de riesgo, tengo primas estupendas de carne, hueso y de muy buen ver, por cierto) y y pensé que tal vez estamos todos tan acongojados con lo que se cuece en cada reunión del FMI, con las declaraciones de Merkel o las ocurrencias del Eurogrupo, que estamos paralizados. Acojonados, sería la expresión más definitiva.
Es cierto que hay manifestaciones, protestas, y que hay colectivos que quieren poner en evidencia que lo que está ocurriendo es una insensatez. Cómo es posible que el mercado del lujo vaya viento en popa mientras cada vez más familias tienen que recurrir a la caridad para comer.
Volví a pensar, -que es una cosa que me gusta mucho aunque me sirva para bien poco a veces-, y me dije que tal vez podría yo hacer algo a pequeña escala, no sé, preocuparme de mi vecino tal vez y hacer como mi primo Amalio, al que llamamos Amalín -y pasaba de los 50-, que fue siempre cariñoso y entrañable.
Nos veíamos de uvas a peras, pero como te cogiera en la calle no te escapabas, que qué tal la familia, qué tal tu padre, que cuándo nos reunimos los Arencibia. Al final cuando conseguías escabullirte, lo hacías envuelta en una nube de cariño. Ay … si el cariño cotizase en bolsa.
Amalín murió este viernes y ya nunca más me lo encontraré por la calle ni me escabulliré de su locuacidad envuelta en una nube de cariño. Y no sabes lo que lo siento.
Descansa en paz primo.
Mi primo Amalín
Publicado en: en primera persona
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ELIA
Siento lo de tu primo .
Te acompaño en el sentimiento , en ese y en otros muchos mas .
Besiños.
Ángeles Arencibia
Gracias guapa