Comienzo el año con un hallazgo sensacional. Es una frase, una imagen que me resulta extraordinaria. La descubrí a primeras horas de 2009, en torno a la una de la madrugada cuando me metí en la cama con la novela que tengo ahora entre manos.
En Con el viento solano, Ignacio Aldecoa describe a un personaje con las siguiente frase. «La papada merecía un ombligo». A mí, a aquella hora en la que los estallidos de los petardos retumbaban tres pisos más abajo y la música bailonga llegaba nítida desde el segundo, amenazando mi concentración para la lectura, la frase me resultó un hallazgo y me hizo hasta feliz.
Tan certera, original, verdadera, un estallido de significado. En ese momento en el que media ciudad aún se prometía varias horas de fiesta mientra la otra media trataba de conciliar el sueño, las cinco palabras de Aldecoa me proporcionaron uno de esos momentos de placer que sólo depara la lectura.
No pude reprimir una comparación, odiosa como todas, con el concierto que a esas horas sonaba en la playa de Las Canteras, No por el lugar, maravilloso; no por la ocasión, oportunísima; sino por las dudas que me despertó el pastiche,, que tampoco era tal, puesto que allí no había trampa; era una imitación a las claras.
Aprecio el valor de las canciones de Abba en momentos como el de esta madrugada. Son tan apropiadas para una fiesta de fin de año como las que más. Pero lo que me hizo caer en el desaliento fue la puesta en escena. ¿Eran necesarias las pelucas de los dos cantantes masculinos? Y el vestuario, fidelísima copia según pude comprobar en la carátula de un disco del grupo. Y esa exaltación al presentar a dos de los músicos que tocaron con la formación original.
Ello sí son auténticos no como nosotros, los de las pelucas, mirénlos, se pueden tocar.., podrían haber dicho.
Esta moda de grupos que calcan a bandas de éxito ya disueltas es un fenómeno curioso y todo un símbolo de los tiempos. Lo de Abba the show es como los gucci de mercadillo. Si parecen de verdad, a quién demonios le importa que no lo sean.
Un video de you tube, ¿son ellos?
Hubiera querido escribir hoy sobre Gaza, pero no he sido capaz. No sé qué más se puede decir, Asistimos a una barbarie en directo contra la que deberíamos levantarnos todos. Manifestarnos y exigir.
Novelerías
Publicado en: en primera persona
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Sergio N.
¿Hata qué punto lo de ABBA, petardos y música caribeña no es también barbarie?
Yo estaba terminando la de Domingo J. Navarro, «Recuerdos de un noventón». Los petardos eran salvajes, la música inhumana, lo de ABBA grotesco… Como lo de Gaza. Me alegra saber que no está uno solo. En lo de leer a esas horas y esos días, digo.
Saludos.