«Es que han pasado 72 años…», me decía el otro día mi amiga Balbina, vicepresidenta de la Asociación de la Memoria Histórica de Arucas, en medio de una conversación sobre los últimos hallazgos en el pozo del Llano de Las Brujas. Siento una profunda admiración por Balbina y por su prima Pino, la presidenta. Dos mujeres modestas que a fuerza de tesón y de razón han demostrado lo que se negó durante años y se escondió bajo una losa de hormigón.
A menudo, el exceso de información sobre cualquier tema acaba por normalizarlo, quiero decir que, a base de repeticiones, lo más extraño o improbable puede llegar a parecer común. Creo que algo de esto está ocurriendo con el descubrimiento y apertura de las fosas clandestinas del franquismo. Son tantas las calaveras …
Yo, sin embargo, no me sustraigo a la emoción. Pienso en cómo debieron ser esas noches de hace 70, 71 o 72 años, cuando se cavaron las fosas y se cometieron los asesinatos. Pienso en que, si no llega a ser por Balbina y por Pino y por otras personas tan resueltas como ellas, todas esas fosas continuarían cerradas. Abrirlas es como decir a los muertos: «Lo sabemos, ya lo sabemos».
72 años de duelo
Publicado en: actualidad
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