Complejillos maternos

Arrastro como muchas otras mujeres de mi generación, años arriba años abajo, un complejo de culpa derivado de mi doble condición de madre y trabajadora. Es un complejo tan sútil que es más bien un complejillo, que aparece y desaparece como el Guadiana y que, ahora que mis hijas están ya criadas -como dirían mis tías-, es mucho más liviano. Pero hay veces que vuelve con tanta virulencia, que me sorprende.
Las de cuarenta y pico y edades aledañas somos el relleno del bocadillo. La tapa de abajo sería la de nuestras madres y abuelas, mujeres que en su mayoría dedicaron su vida al hogar. En la tapa de arriba del emparedado estarán, espero, madres que podrán serlo sin tener que pedir favores en el trabajo y sin que su condición les reste posibilidades profesionales. .
Serán también madres sin complejo de culpa. Aunque sólo sea porque en su niñez no conocieron lo que nosotras, las de cuarenta y pico y aledaños, vivimos en la nuestra. Me refiero a situaciones como llegar a casa del colegio a la hora de comer y que tu madre te abriera la puerta con una espumadera en la mano porque estaba terminando de freír las papas.
Sopa de fideos y bistec con papas fritas es un menú que me sitúa en aquellos años, en los que las funciones entre el padre y la madre estaban tan claras. No sé si para mi madre fue una frustración el no haber desarrollado una profesión fuera del hogar. Ahora ya no puedo preguntárselo, pero creo que fue una mujer feliz con lo que tuvo.
Somos el relleno del bocadillo, madres-transición podría llamársenos también, porque de niña vivimos el modelo antiguo y de mayores nos tocó estrenar el moderno, o al menos, la generalización de la nueva forma de hacer las cosas.
Pienso que el complejo de culpa nace de lo que tuvimos y no hemos podido dar -la sopa de fideos- y que por eso, aunque la sociedad no avance -que creo que lo hará-, las madres que ahora son niñas verán con naturalidad el tener que decirle a su hija que lo siente mucho pero que le va a ser imposible asistir a la función de teatro que lleva meses ensayando, porque tiene trabajo.
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(El bebé es la madre del autor de la foto, que posa con abuelos y bisabuela. Bandini/ Morguefile)

2 Comentarios

  1. Cira
    | Responder

    ¿Complejillo? A veces un remordimiento que me atenaza el corazón. Sobre todo cuando la peque dice eso de «mami como tu siempre estás trabajando …». Y eso que, como un mantra, me repito aquello de «más vale calidad que cantidad». Espero que , como dices, cuando le toque a mi hija ya no sienta ni remordimientos ni complejos. Hoy mismo me comentaban de una «señora de» que en plena comida había soltado la perla de que de madres trabajadoras sólo salían hijos traumatizados, y no sabes la rabia que me subió a la boca.

  2. Cira, a lo mejor, la traumatizada era ella.

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