El partido que está en la oposición nunca reconoce ningún valor al que gobierno, y éste jamás admite un error. Salvo excepciones esto es así. Lo hacen porque creen que nosotros, el pueblo, somos tontos y también porque muchos de ellos lo son de capirote.
Todos los días estos benditos paladines del bien común agreden nuestro sentido del ídem con defensas insostenibles o ataques infumables, según sea el lado en que las urnas o los pactos hayan tenido a bien colocar a cada uno.
Estas irrealidades defendidas como reales con tanto desparpajo volvieron a ocuparme al oír en la radio a uno de tantos criticando el proyecto de otro de cuantos. Sin querer pensé en mi cuento favorito -el traje del emperador-, y en el gol que no se pitó a Inglaterra y en el que sí se concedió a Argentina a pesar del fuera de juego que todo el mundo vió en la repetición de la jugada. Al final, todo es lo mismo, día sí día no, nos dan para comulgar enormes piedras de molino.
(El mexicano Efrain Juarez agarra el balón tras el primer gol del argentino Carlos Tévez La foto es de Kerim Okten de la agencia Efe)
Con piedras de molino
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