El País cumple hoy 40 años, lo que supone que los de mi quinta teníamos unos diez años cuando salió a la calle. Nos criamos con él y para algunos -como es mi caso- fue la modernidad, el regalo diario, el gran momento del domingo, el lugar donde soñábamos estampar nuestra firma.
Eran otros tiempos, los periódicos impresos dominaban el mundo de la comunicación -y el propio mundo-; y existían cabeceras como Ya o Diario 16, hoy volatilizadas. Los quioscos de prensa amanecían con pilas de periódicos en la acera porque no cabían en la caseta, y se vendían todos.
Fue una época dorada del periodismo impreso, en el que desarrollaron su carrera grandísimos profesionales, espejos en los que mirarnos los jóvenes entusiastas del oficio. Recuerdo que salíamos de la redacción de La Provincia cada noche -entonces se acababa tarde- y seguíamos hablando de periodismo, del «¿leíste lo que escribió fulanito?»

Muy a menudo fulanito era un redactor o un colaborador del El País.
En este contexto tuve la oportunidad de firmar yo también en «la biblia» -así lo llamábamos medio en serio y medio en broma-, y recuerdo que cuando vi mi primer artículo en el periódico no cabía en mi pecho tanta emoción.
Fue a mediados de los 90. Las crónicas se dictaban por teléfono a unas telefonistas muy castizas que que estaban en la sede de Madrid. Por supuesto no existían los móviles y que te localizaran a veces era un verdadero triunfo. Ahora, en la era de la ultraconexión, parece mentira que los teléfonos sólo se pudieran mover lo que diera de sí el cable.
Mi compañero en aquella aventura de escribir en El País fue el fotógrafo Rafa Avero, muy experimentado ya pues llevaba bastante tiempo -y siguió tras mi marcha- publicando fotos en este y en otros periódicos. Aparte de ser buenos amigos, conectamos muy bien como tándem profesional.
Con el tiempo las cosas han ido cambiando como es notorio, y ya sólo leo El País en internet y no con la devoción de antes, ni mucho menos. Ya no es lo que era -o lo que creímos que era-, y tampoco Cebrián, el primer director del periódico, representa hoy lo que representaba entonces, sino, tal vez, todo lo contrario.
UNo
¡Fuerte ristra de artículos en El País, Ángeles!, ¡enhorabuena!
Es evidente que no me equivoqué cuando decidí seguir tus blogs
saludos
Ángeles Arencibia
Jaja, son más viejos que la tana, no te burles. Ahora escribo aquí en http://www.miplayadelascanteras.com
Aquí no hay ex con papeles de Panamá, sólo salitre y olas.
El caso es escribir.
Saludos
Antonio Hernández
Que jovencita estabas hace 24 años., aunque aún lo eres también. Recuerdo que en un viaje a USA en 1994 con nuestro común amigo JULIO RODRIGUEZ compramos un periódico en un quisoco en el metro debajo del WORD TRADE CENTER-TORRES GEMELAS hoy desaparecidas (no recuerdo si era LA PROVINCIA o el PAÍS) y leímos una artículo que tu firmabas…
Ángeles Arencibia
Hola Tony, sería El País, La Provincia, que yo sepa, nunca llegó a los quioscos de NY. Bs y gracias por lo de joven.
UNo
Nada más lejos Ángeles. Haber publicado semejante número de artículos y crónicas en -¡nada menos!- «El País», no es algo que pueda decir cualquiera.
Hacía mucho tiempo que no me dejaba caer por miplayadelascanteras. Cómo ha cambiado la página desde la última vez que pasé por allí………
Ángeles Arencibia
Espero que te guste. Su fundador, Tino Armas, me ha dado la oportunidad de unirme al proyecto y estoy muy ilusionada. Gracias por seguir ahí.