España es uno de los países con mayor porcentaje de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Una nueva categoría social que se ha dado en llamar «nini» , como ocurrencia y también como fórmula despectiva.
Cuando yo era niña recuerdo que me decían que «o casada o monja» que lo otro -la soltería- no era un camino serio. Las solteras eran las «ninis» de las postrimerías del franquismo.
El problema es serio y hasta el príncipe Felipe ha pedido un remedio. Los «ninis» llevan a su punto máximo la oposición adolescente y a base de negar se quedan en la nada.
Cada uno será cada cual de acuerdo con sus circunstancias, pero todos viven en un mundo ultrainformado. Quizás sea este exceso también parte del problema.
Me pongo en mis años adolescentes, en aquellos días de panza de burro y aburrimiento en los que me sentía sola frente al mundo y pienso que bien podría haber sido yo una nini. Pero entonces estaba yo muy sola con mis tentaciones de niniedad; ahora es distinto.
Ahora están rodeados de malas vibraciones en esta sociedad de sálvase quien pueda, donde cada vez hay menos derechos porque parece que son un lujo de tiempos de vacas gordas.
El Gobierno parece darles la razón cada viernes -o jueves en el último caso- de dolor: ni pagas, ni derechos, ni servicios…. ni esperanza por el camino que vamos.
Entre ninis y nones
Publicado en: actualidad
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