La felicidad es un bien precioso, tan efímero con un helado en un día de verano, y más delicado que el ala de una mariposa.
Es también muy modesto, porque sólo se hace notar cuando se ausenta. Pero en esto, como en todo, hay refranes -¡ay la sabiduría popular hecha a base de capas y capas de experiencias anónimas!- y siempre se puede tener la convicción de que no hay mal que por bien no venga, de que después de la tempestad viene la calma, y de que lo único que no tiene remedio es la muerte.
La felicidad
Publicado en: en primera persona
2
Gustavo
Totalmente de acuerdo contigo, Ángeles.
Las cosas se definen y tienen valor por la existencia de su contrario.
Es también como el amor. Para realmente valorar la compañía de alguien, también es necesario echar a esa persona de menos…. aunque sea un poquito para «coger fuerzas» y sentir que diariamente tienes que luchar por ello.
Lo bonito el camino es que hay que recorrerlo.
El ser humano por naturaleza es inconformista. Si tuvieramos durante las 24 horas aquello que supuestamente nos hace completamente felices, probablemente dejaríamos de apreciar su valor real y siempre querríamos alcanzar una meta nueva.
Normalmente erramos porque pensamos que lo que nos aporta gotitas de felicidad está fuera de nuestra vista cuando en realidad se encuentra más cerca de lo que pensamos.
Ángeles Arencibia
Qué bien lo expresas Gustavo.