Es curioso cómo pasamos de la seguridad a la duda en sólo un instante. Las vidas pacíficas y apacibles tienen un inconveniente: nos creemos que son eternas e imperturbables. Por eso, el castañazo duele más. Me refiero a zarpazos como la muerte o la enfermedad. De repente, tu mundo se tambalea y te sientes terriblemente indefenso.
Pero hay zarpazos y zarpazos. No es lo mismo la muerte de un anciano que la de un niño. En ambos casos desaparece una persona querida, pero en el segundo se pierde además una vida que nunca llegó a vivirse.
Cuando ocurre, algunos se quedan en el fondo del pozo, vencidos por la pena. Otros , unos pocos, sacan fuerzas de flaqueza, se levantan, se arremangan y se ponen a hacer cosas importantes, porque tras una experiencia así sólo se pueden hacer cosas que importan de verdad.
Éste es el caso de mi amigo Santiago, un amigo novísimo pues lo conocí la semana pasada, cuando me contó su historia.
Pese a todo, seguir
Publicado en: en primera persona
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antonieta patateta
Es una historia preciosa, me encanta lo de amigo novísimo. La introducción que haces a esta historia hace inevitable leerla y después morir de pena, pero sigue siendo preciosa.
ELIA
Preciosa historia pero tristisima .No hay cosa mas penosa que un niño enfermo ……..
Cuando termine la carrera me enviaron a hacer practicas a Oncologia infantil y no pude con ellas .
Me parece tremendo.
Animo a Santiago en su labor.Me parece maravilloso que se intente hacer las hospitalizaciones mas llevaderas.
antonieta patateta
todos queremos más, todos queremos más, todos queremos más y mucho más y más y más