Ayer le vi la cara al paro. No hay nada como un individuo para darle carne a una estadística. Es lo que llamamos periodismo humano. Llega más la historia de una persona con nombre que el dato de que hay miles en su situación.
La cara del paro que vi ayer es el de una chica de unos treinta y tantos, inteligente, capaz, preparada, que me presenta a su hijo (un niño que le llega a la rodilla), que me pregunta que cómo me va y que me dice que ella -se encoge de hombros-, ya se sabe, que está en el paro.
Yo la escucho, le digo que el niño tiene cara de bueno y también me encojo de hombros. Ni me pregunta si sé de alguna posibilidad de empleo, es el marasmo total.
Ella ya me dice que me no me entretiene, que me deben pesar las dos bolsas de supermercado que llevo.
Yo asiento y me voy sin decir nada más, porque no sé qué decir. Qué tristeza.
La cara del paro
Publicado en: actualidad
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