La mamá ratita

Hace unos once años yo era una reciente madre primeriza y estaba sumida en ese estado ultraemotivo que se nos queda a muchas tras la experiencia, cuando oí en un promo de la tele La mamá ratita, un delicioso tema incluido en el espectáculo «El timple. Los sonidos de Canarias».

Empecé a darle la lata a mi marido con la canción de marras. Quería que me la buscara para escucharla a todas horas, porque yo me identificaba con aquella mamá; ratita, pero madre al fin. Estaba por entonces atada a un bebé de uno o dos meses hambriento a todas horas, tarea que veía centuplicada por mi propia inexperiencia. Así que o me la conseguía él o yo me quedaba sin ratita.
Uno de aquellos días Antonio se encontró con José Antonio y no sé si le diría que en casa tenía una loca que se moría por la ratita o que le había gustado mucho el concierto, el caso es que a los pocos días le llegó al periódico un paquetito con una grabación de «El timple. El sonido de Canarias» en el teatro Guiniguada, y una cariñosa dedicatoria que reproduzco aquí. Yo tuve mi canción y también una sensación estupenda, la que te deja alguien que es amable contigo.
Semanas o meses después -seguramente en mi única salida de aquel año- tuve ocasión de agradecérselo personalmente en el bar que tenía Pepe Gil en la calle Domingo J. Navarro -¿el Destilería?-. Más menos me dijo que no había de qué y hablamos de otras cosas.
Esta mañana he estado en El Corte Inglés. Sonaba un disco de José Antonio Ramos. Después puse la radio en el coche. El programa era de deportes, pero hablaban de José Antonio Ramos. Y yo he vuelto a escuchar La mamá ratita
(Añadido: me acabo de enterar después de tantos años que la canción en realidad se llama Oración ratona. La canta José Manuel Ramos.)