Las buenas horas de mi peluquera

Llevo más de quince años acudiendo a la misma peluquería y su dueña, María, es mucho más que una peluquera para mí. Somos amigas, aunque yo no me incluiría nunca en el grupo de sus mejores clientas.
Nuestra amistad viene de muchos cortes de pelo, baños de color y otras gestiones propias de un salón de este tipo.
Con los años y sus dotes de persuasión, María ha ido imponiendo algunas variaciones en mi aspecto, a pesar de mi tendencia al continuismo y a la sencillez. Ahora hasta me pinto las uñas en colores que hace un par de años hubiera tildado de estrafalarios. Quién me lo iba a decir.
Esta es una peluquería de clientas fieles, clientas de muchos años que saludan a María como si fuera de la familia y que se sienten tan a gusto en ella como el parroquiano en su bar de todos los días. Entran, dan un beso -o dos si son de las de dos- , y dicen: «Lo de siempre».
María no tiene que preguntar qué es lo de siempre, porque conoce a cada una como si la hubiera parido, aunque esto es imposible por una cuestión de lógica temporal.
Estoy segura de que para alguna de estas señoras la tarde de peluquería es casi un acto social. Para algunas de las más jóvenes, sin embargo, es todo lo contrario, un paréntesis de sosiego en la vorágine diaria. Ah, dejarse llevar con una revista del cuore entre las manos
En realidad yo no quería hablar de María, sino de una frase que me dijo el otro día. Hablábamos de la crisis y de cómo nos está cambiando. Ella expuso que la gente se está volviendo más amable y entonces vino el hallazgo (para mí).
Habló de que en las tiendas ahora son mucho más amables con los clientes: «Hasta te dan las buenas horas», me dijo.
«Buenos días, buenas tardes…», me aclaró.
Nunca antes había oído esa expresión: «las buenas horas», aunque según mi peluquera, es una frase que se usa de siempre en su pueblo de las medianías de Gran Canaria.
«Qué bonito», le dije, «me la quedo para el blog».

3 Comentarios

  1. Cuinpar
    | Responder

    Ay, fíjate que yo pensaba que era una expresión corriente. En mi pueblo también somos mucho de dar las buenas horas en vez de saludar.
    Buen día!

  2. ¡Hola Cuinpar! ¡Qué bueno leerte aquí! Yo, como digo, ni idea.

  3. Sergio Naranjo
    | Responder

    … y en la zona de Teror a San Mateo se usa mucho decir «A buena noche», en vez de «buenas noche».

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