Cuando en el supermercado llega el momento de meter la lechuga, los huevos y el suavizante en las bolsas, a mí me entra la risa floja. No hay manera de que yo sea capaz de abrir las dichosas bolsitas con la agilidad necesaria. Más bien, con ninguna agilidad.
Imagina al chico de la caja pasando producto tras producto por el lector del código de barras; a mi marido, por el otro lado, pasándole más paquetes y yo, al final de la cadena, peleándome con una bolsita de plástico.
No hay manera. Para abrirlas hay que separar sus dos caras por el lado de la boca. Yo veo que el joven o la joven de la caja, mi marido y cualquiera de los otros cientos de compradores con los que he coincidido a lo largo de mis años de supermercado, lo hacen con facilidad. Las abren sin aspavientos y con la misma naturalidad empiezan a meter manzanas y naranjas, pepinos, pasta de dientes, anchoas…
Yo no. Yo tardo muchísimo. Froto y froto la bolsita como veo que hacen los demás, pero a mí no se me abre. Y a medida que se va acumulando la compra en el lado de acá del mostrador, más me apuro y menos atino a abrirla.
Tengo días mejores, pero hay otros en que, francamente, hago un poco el ridículo. Mi marido está acostumbrado y cuando termina su trabajo en el otro lado, viene al mío y abre varias bolsas a la vez para que yo pueda llenar alguna. Pero la persona que está en la caja no está acostumbrada y lo normal es que no dé crédito a lo que ve.
No siempre reaccionan igual. Alguna me abre varias bolsas en un plis plás y sin ánimo de ofender. Y digo sin ánimo de ofender, porque ha habido otras que lo hacen como con aire de superioridad. Como diciendo, mira la tía esta qué pedazo de inútil.
A veces es el cliente que viene detrás de mí en la cola, el que me mira con cara de no entender nada. O, según los casos, con cara de no me fastidies que tengo prisa.
Como digo, cuando voy al super acompañada no suele ser grave, el problema serio se presenta si voy sola. Pierdo tanto tiempo en abrir las bolsas que, cuando me llega el momento de firmar el recibo de la tarjeta, aún tengo toda la compra sin empacar. Me aturullo, intento hacer todo a la vez y sólo consigo agravar la situación.
Afortunadamente mi problema podría tener los días contados, porque las bolsas de supermercado van camino de desaparecer por una razón definitiva. Contaminan como locas.
(El cartucho de toda la vida es el futuro. Mconnors/Morguefile)
VEGA
Jaja me he reido mucho con la escena…yo suelo tener risas con este tema en el super porque mi marido es algo torpe tambien, así que cuando vamos juntos a comprar procuro pasar delante y abrirle rapidamente una docena de bolsas y así empaquetamos entre los dos. Lo que no se es lo que hará cuando va solo… Y no creo que sea una cuestión de torpeza manual, intuyo que tiene que ver más bien con la textura de los dedos. Mi marido los tiene muy secos y patinan, sin embargo los mios son mas cremosos y las abro de tres en tres…
Cuinpar
Deseando estoy que llegue ese momento en el que la bolsa plástica desaparezca, y poder decirle al viejo que viene todos los días del señor a comprar un triste periódico y me pide una bolsa para llevarlo, que si la quiere que la pague, y que si no, que se deje de boberías y que lo lleve debajo del brazo, como todo dios.
Por otro lado, yo también tengo el mismo problema que tú, pero no con las bolsas de supermercado, ya que a fuerza de practicar las abro en un pispás, sino con las bolsas de basura. Una vez cortada por la línea de puntos la bolsa que voy a usar, ya no soy capaz de entender por dónde se abre, y puedo pasarme un buen rato frotando por el lado equivocado, incluso por el correcto, sin conseguir más que un principio de ataque de nervios.
Y es que querida, ya somos simpáticas, guapísimas e inteligentísimas. ¿Qué querían? ¿Que fuéramos perfectas en todo? Alguna tara teníamos que tener… 😉
Ángeles Arencibia
Vega, así que tu crees que es una cuestión de cremosidad… Pues miraré a ver si lo arreglo
Ángeles Arencibia
Cuinpar tienes razón, como siempre.
Sergio (avatareño mayor)
jajajajjjaaa… no sabes lo identificados que nos vemos muchos en esta entrada ..jajajjjajja….
en mi caso, por ponerme en el caso de Antonio porque a mí también me toca la doble tarea jajajaja… pero me ha encantado la idea de que las bolsas de plástico terminarán por prohibirse… añoro las bolsas de papel de antaño. Y lo más anecdótico del tema es que en EEUU, se supone el país más moderno y cool del planeta, usan siempre bolsas de papel, mientras que en Europa nos encontramos con las plastificadas desidias medioambientales.
Elisa
Yo he optado por llevarme siempre el carro y no meter «casi» nada en bolsas.
Te he puesto en mi lista de «supermegadescubrimientos» (que pijo me salió) y sepas que no es moco de pavo, estás delante del «sueño del ángel»
Un saludo
Ángeles Arencibia
Sergio, así que tu eres de los que sí saben abrir las bolsas. Y sobre lo otro: sí, hay que eliminarlas o, por lo menos, reducirlas.
Ángeles Arencibia
Elisa: ya me explicarás que significa eso. De todas maneras, muchas gracias.
roger
pues mira no lo había visto así, yo también soy bolsitorpe, a mi me han dicho que podía ser por la electricidad estática, suelo ir siempre «cargada» y a veces ( y no es broma) incluso doy calambre, para que veas que todos somos raros.
Ángeles Arencibia
Roger: Debe ser eso, yo tengo mucha. Hay veces que hasta doy calambres.
Pepe Castellano
pues yo debo ser otro tarado mas. Ya vez que somos legión! Ni las del super, ni las de la basura, ni ninguna otra,como sean de plástico no hay manera. A ver si se enteran de una vez y las quitan de todos lados, que para lo único que sirven es para dar el coñazo y contaminar la tira, porque ademas las muy jodidas son casi indestructibles.
Ángeles Arencibia
Hola Pepe, cómo estás. Si un día coincidimos todos los bolsitorpes en el mismo supermercado y a la misma hora, lo colapsamos. Parece que somos muchos. Ja,ja..
(No sé por qué razón esta respuesta apareció en otra entrada)