La primera noticia que tuve de Maruja Torres pudo ser cuando yo tenía 14 o 15 años. Debió salir en la tele o leimos algo de ella en casa, y mi madre, que se había criado en Barcelona, me explicó que era una chica que tenía mucho mérito, porque procedía del Barrio Chino y había conseguido su primer trabajo con un texto tan bueno que la cogieron en seguida.
Yo ya quería ser periodista y, gracias a la historieta de mi madre, me empecé a fijar en los reportajes y en los artículos de Maruja Torres, Y así he seguido durante todos estos años. Le tengo tal devoción que me gusta hasta cuando no estoy de acuerdo con lo que dice.
Cuando me detengo a pensar cuál es el secreto de que disfrute tanto sus escritos, me doy cuenta de que es porque tienen carne, no son, como ocurre a veces, meros ejercicios estilísticos o argumentales; son trozos de la vida que ella desmenuza y traslada al papel, -al ordenador ahora-. Te lleva a Líbano y te hace tomar té, coger un taxi o sentir los bombardeos. Sus personajes salen del papel del periódico y se convierten en figuras tridimensionales, como los hologramas de las películas de ciencia ficción.
Le acaban de dar el Nadal por una historia en la que ella recrea un encuentro con sus amigos desaparecidos Terenci Moix y Vázquez Montalbán. No me gusta tanto Maruja cuando inventa como cuando relata la vida, pero siento curiosidad por ese experimento de amistad más allá de la muerte.
Maruja
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Emma
nunca lo hubiese expresado mejor. yo también creo que tienen carne, y sentimientos y garra. a mi me encanta y tampoco estoy siempre de acuerdo con ella pero es una mujer apasionada que me transmite mucha energía. tú también tienes carne
Esther
Tremenda Maruja Torres. La alegría de los domingos, después de levantarme a las tantas de la mañana, es abrir el EPS y leer su columna. Habrá que leer el libro.
Ángeles Arencibia
Emma: ¿Carne? No sabes cuánta. Siempre estoy a régimen, ja, ja. Gracias por tu piropo, es un honor que digas eso.