¡Coño, Melchor!

Me despierto hoy 7 de enero, día de reflexión para los escolares, que mañana vuelven al tajo, con un ligero tironcillo en el muslo derecho producido por una carrera que tuve que emprender el día 5 por la noche, sin previo calentamiento.
Me encontraba en la Cabalgata de Reyes con seis niños y algunos adultos. Entre los niños, Santi, de ocho años, que había traído su carta para entregarla en mano, no fuera a ser que el correo la extraviara.
Estábamos entretenidos, esquivando caramelazos y bailando al son de los payasos de la tele, cuando aparecieron los Reyes. Nos cogieron desprevenidos, porque la cabalgata fue bastante más corta que otros años y no los esperábamos tan pronto.
Pero Santi tuvo reflejos y, cuando tuvo a Melchor delante, sacó su carta del bolsillo y se acercó lo que pudo para entregársela. Como Santi es tan chiquitito en comparación con el camello, Melchor no lo vio. Pero yo sí que lo vi y rauda, como una heróina de cómic, cogí al niño en brazos para que el rey mago pudiera verlo. Pero ni con esas.
El rey seguía su marcha sin detenerse y las opciones de Santi iban disminuyendo. Cuando comprobé que el camello aquel no iba a parar, solté al niño, cogí la carta y empecé a correr detrás del cuadrúpedo al grito de ¡Melchor, Melchor, coge la carta!
Corrí unos metros, otros más, y a punto estuve de recibir un pisotón del animal. Había dejado a Santi atrás y Melchor seguía sin hacerme caso, pero yo no podía fracasar en mi misión. ¿Qué iba a decirle a Santi?
¡Melchor, Melchor, coge la carta! Y Melchor, ni caso. Él saludaba a la multitud a derecha e izquierda, pero no reparaba en la mujer que le gritaba por el flanco derecho con un sobre en la mano.
Al cabo de unos minutos que me parecieron eternos, casi sin resuello y a punto de claudicar, grité: ¡Coño, Melchor, coge la puta carta!
Mano de santo, fue ponerme ordinaria y darse la vuelta un voluntario de protección civil, creo, que iba junto al camello. Me cogió la carta y se la entrégó al rey mago. Y yo pude darme la vuelta y hacerle a Santi el signo de la victoria con los dedos índice y corazón de la mano derecha, con una gran sonrisa de triunfo
Posdata: La Cabalgata de Reyes sigue languideciendo por el escaso apoyo empresarial. Si no fuera por la Casa de Galicia … Por el camino que va, no sé yo si en unos años será un recuerdo del pasado. Lo lamentaremos.

6 Comentarios

  1. Txema
    | Responder

    Quien te viera Ángeles…

  2. ¡¡ QUEREMOS EL VÍDEO !!
    jajajajjaja…. si Antonio estaba presente y, conociéndolo, cámara en ristre, seguro que lo grabó… jkajajajaj… lo queremos, lo queremos…

  3. No, no hay video, afortunadamente.

  4. Cuinpar
    | Responder

    Jajajaj!! Ángeles, en qué momento sacaste a la Belén Esteban que todos llevamos dentro…
    La pena es que Melchor no tenga un blog, para leer su visión del asunto 😉

  5. Esther
    | Responder

    Te estoy imaginando, Ángeles, con la carta en la mano y poniéndote borde con Melchor. Menos mal que cogió la carta, que sino, te veo capaz de cogerlo de su real pie y lanzarlo al suelo, mientras le pones la carta delante de sus reales narices, en una maña digna del Pollito de La Frontera 😀

  6. Lupe
    | Responder

    Desde aquí una muy sentida ovación, serpentinas y confetti.
    La próxima vez te encaramas acrobáticamente por el cuello del camello y le das un jalón de la barba (al rey) y dos o tres cachetones. Tú verás cómo reacciona.

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