Vengo dando saltitos por la calle. Y al llegar a casa hemos puesto la música de la obra. Acabamos de ver en el teatro Cuyás una representación de Cascanueces, interpretado por el Ballet Imperial Ruso. En algún momento he recuperado la sensación que tenía de niña al ver pasar a los Reyes Magos en la Cabalgata de Reyes. Me fascina el ballet clásico y algunos de estos bailarines lograron cautivarme.
Ha sido como un subidón sin aspavientos sobre la pedestre rutina. Tan distinto a la sesión mañanera de compras compulsivas por aquello de dejarlo todo para última hora. El ballet es una de las marías de nuestra sociedad, como lo es la ciencia. Hay poco dinero para ambas disciplinas. Y no voy a hablar de la gestión política, las administraciones son miopes pero no tiene toda la culpa. Se dice que tenemos lo que nos merecemos.
Me parece que somos más los que gastamos sin rubor en un pantalón de la marca pastoncillo, que los que acudimos con regularidad al teatro o estamos dispuestos a pagar lo que vale una clase de ballet, de música o de dibujo. Y no es que piense que todos nuestros hijos vayan a bailar alguna vez el Cascanueces con el Ballet Imperial Ruso, pero tampoco creemos que vayan a conseguir el Nobel porque estudien química. Es otra puerta que les abrimos; una puerta a un mundo maravilloso que quizás transiten, aunque sea a ratitos y de manera intermitente, como hago yo.
Pero miro a mi alrededor y veo academias de ballet que sobreviven en el filo de la precariedad, científicos que cobran escuetísimos sueldos, centros comerciales por doquier y controladores aéreos que se cogen la baja médica en pandilla y hacen la puñeta a centenares de personas. Lo que me recuerda, por cierto, un capítulo de mis añoradas chicas de oro, en el que Dorothy competía en un concurso de televisión que se llamaba Todo por la pasta, si no me falla la memoria.
Rectifico: La memoria me falló. El programa de televisión donde participaba Dorothy fue traducido como Trinca la pasta . Dorothy se metía en una cabina de cristal donde un ventilador a mucha potencia hacia volar billetes. Ella tenía que trincarlos. Es lo que hacemos, ¿no?
Todo por la pasta
Publicado en: en primera persona
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Antonio
Aquí tienes el episodio de «trinca la pasta»
http://www.youtube.com/watch?v=3VQRJHG2F6k