Mi admirada Rosa María Calaf me acaba de romper el corazón en el telediario de la 1. La corresponsal de Televisión Española recorre estos días los pueblos más afectados por el terremoto en China y se ha parado hoy ante una niña que permanece echada en la cama de un hospital. Calaf explica que la niña todavía no sabe que ha perdido una pierna, tampoco que sus padres han muerto. Después, la cámara se dirige a una chica joven que está sentada junto a la cama y que no suelta la mano de la niña. Es una voluntaria. Rosa María le pregunta su nombre, y ella responde. «Mi nombre es China».
Mi nombre es China
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Kanaya
Increíble Rosa María Calaf, eso sí que es periodismo de altura. A mi me dejo seco la respuesta de la acompañante. Eso demuestra hasta que punto el ‘gigante asiático’ es el gran desconocido para occidente. El nacionalismo allí está en todo, prueba de ello es la respuesta de la voluntaria. Aunque visto lo visto yo también me llamo China.
Ángeles Arencibia
Kanaya: yo creo que, más que nacionalismo, el motivo de su respuesta es la espantosa pesadilla que están viviendo. Imagina estar rodeado de muertos y que esos muertos sean tus vecinos, tus amigos, tu familia.
estefany
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