En este momento en que lees estas líneas hay una, dos, tres, –400.000 dice el gobierno- mujeres que sufren malos tratos de su pareja, que lo acaban de padecer o que tienen miedo porque saben que en cuanto llegue él recibirán un insulto, un golpe …la muerte.
No es un asunto puntual, no es una excepción. No es un accidente ni un golpe de mala suerte. Se trata de una epidemia, una plaga que gotea cada año un rosario de muertes. Este año ya son 59 las que han muerto a manos de sus parejas. Eso sólo en España, hay muchas más en otros países. Y la historia viene de muy atrás.
Este lunes participé en una mesa redonda sobre medios de comunicación y violencia machista, organizada por el Ayuntamiento de Las Pamas de Gran Canaria, con motivo de la celebración del día internacional. Una estudiosa del tema, Pilar López Díez, planteó la cuestión: la violencia machista es equiparable al terrorismo y así deben tratarla los medios.
Las noticias sobre muertes por violencia machista no deben ir en la sección de sucesos, sino en la de política, a juicio de López. Y los arcaicos estereotipos femeninos deben desaparecer por dos razones: porque no responden a la realidad -hoy las mujeres no son sólo amas de casa o monjas, las hay jueces, soldados o albañilas-, y, la segunda razón, porque alimentan la creencia del maltratador de que la mujer es un ser inferior.
Al maltratador ni agua, vino a decir la ponente en un resumen muy libre por mi parte de cómo deben abordar los periodistas las noticias sobre violencia machista. Hay que contribuir a que la sociedad lo desapruebe, lo aborrezca, a que él mismo se averguence de sus actos y hay que llamarlo delincuente, sin eufemismos.
Para Pilar López, los medios de comunicación y la educación son los dos pilares con los que, a medio plazo, se logrará acabar con este infierno. La tarea es de todos.
(La foto es del salón donde se celebró el debate, en la sede de la Delegación del Gobierno en Las Palmas de Gran Cabaria. Acfi)
Mujeres machacadas
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Lupe
Hace poco leí en un diario de Tenerife, La Opinión creo que era, que un criminólogo mexicano decía (con toda normalidad) que los crímenes pasionales eran hermosos, porque se cometían por amor; que quien asesinaba por celos no reincidía, una vez muerto el objeto de su pasión… y que la cárcel no era solución, porque bastante castigo llevaba ya con su dolor… Tan fresco se quedó el señor científico. Al periodista no se le notaba apenas la estupefacción. Que viva el oficio, sí señor.
Ángeles Arencibia
Lupe, lo de tu criminólogo es un caso extremo, fácilmente identificable. Después hay otros, los más abundantes, los que no lo harían, pero se cachondean. Como un señor que conozco que bromea con las cacahetadas que le dio a su mujer. Es falso, él nunca pegaría a su mujer, pero bromea con ello.
ANTONIETA PATATETA
Una asignatura pendiente de nuestra educación es la equiparación de sexos, lastre del franquismo o educación equivocada, quizás todo a la vez. Los maltratos conocidos (al menos esos) parecen estar siempre en clases sociales de las llamadas «no ricas», ¿será que los ricos no zurran a sus mujeres? ¿será que las ricas no lo cuentan? En cualquier caso parece que lo que si va en paralelo es a menos riqueza, menor educación. Quizás el ministerio de igualdad y el de educación y ciencia podrían trabajar por el presente y por el futuro conjuntamente.