No te pasa con determinadas canciones que cuando las escuchas te suben la moral, la autoestima, las ganas de vivir y hasta yo diría que el culo, sin necesidad de gimnasia ni cirugía. Mientras escribo tengo puesto en la tele el concierto de Serrat y Sabina, el de los dos pájaros, y estoy sola en casa. Voy cantando a pleno pulmón por la cocina pa’arriba.
Me acordé de ellos raiz de un texto (post en terminología blogosférica) que escribí ayer sobre un encuentro que tuve con Fofito. Me quedé dándole vueltas al hecho de que hay personajes -artistas, escritores, políticos incluso- que conocemos de años, y que se han ido ganado nuestra estima por su trabajo y por su forma de estar en el mundo. Los llegamos a conocer tanto que son como el amigo del colegio o el vecino de toda la vida, aunque de muchos de ellos apenas sepamos dos datos de su vida privada.
Ni sabemos ni falta que nos hace, porque me refiero a personajes que se han hecho un hueco en nuestras vidas por sus canciones, sus películas, sus libros, sus decisiones políticas o sus logros deportivos, y no por una boda, un desamor o cualquier otra de esas estupideces tan en boga.
No te pasa que cuando ese autor con el que te identificas aparece en la tele o en el periódico, lo tomas como un encuentro. Aún recuerdo a mi madre parando lo que estaba haciendo porque en la tele salía «la tía Lola». La tía Lola ni era tía ni era Lola. Así llamaba ella a María Dolores Pradera de pura fascinación. A la tía Lola, por cierto, tuvimos la fortuna de verla juntas en vivo y en directo en la plaza de Santa Ana, una noche que hasta corrimos por la calle Obispo Codina para llegar a tiempo.
Esa sensación de encuentro con un viejo amigo la tuve la noche del concierto de los dos pájaros. Cuando ese par de piezas salieron al escenario, yo, desde el patio de butacas -el cesped del Estadio de Gran Canaria-, les sonreí con la sonrisa que reservo para las grandes amistades.
(pie de foto: Músicos en Praga. Btklamf/Morguefile)
antonieta patateta
Y de nuevo me haces llorar. Me ha encantado. Lo tuyo es escribir lo que sientes.
Esther
Es que hoy puede ser un gran día, plantéatelo así… y eso no tiene precio 😉