No me quito de la cabeza el naufragio de Teguise, aunque me temo que pasará lo de siempre. Después de un par de días de estupor y de golpes de pecho, minutos de silencio y declaraciones más o menos afortunadas, pasaremos a otra cosa. Y aquí no ha pasado nada. Se sospecha que el gran trozo de mar que separa la costa africana de Canarias está sembrado de muertos. Y van a seguir muriendo. Quizás en este mismo instante.
La crisis de la que huyen sí que es una crisis y no la nuestra, que sabemos que tarde o temprano acabará. La de ellos no; la de ellos no sólo es peor, es que es perenne.
Crisis perennes
Publicado en: actualidad
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