Soy una cocinera pésima, de las que usan el libro de recetas para hacer un huevo duro. Ahora: el huevo duro me sale genial. Hay algún otro plato, -como el puré de verduras-, que hago sin necesidad de receta, pero en puridad soy una cocinera de libro abierto.
Y como le pasa a miles, a millones de personas, mi libro de cabecera es el «1080 recetas de cocina» de Simone Ortega, que acaba de morir en Madrid, a los 89 años.
Lo descubrí en 1985, gracias a mi amiga Alicia, compañera de piso de estudiantes. Alicia trajo en la maleta el «1080 recetas», creo que por recomendación de su madre y para mí fue un descubrimiento, una inspiración.
Hasta entonces para mí las salas, los guisos y los potajes eran verdaderos misterios, arcanos… ¿Cómo conseguirán esa salsa marrón?, ¿ese sabor?, ¿cómo harán para que la carne se guise y también las verduras?, me había preguntado hasta entonces, a pesar de que mi madre fue una excelente cocinera, de las de sabores claros y buena materia prima.
Pero sólo en el best -seller de Simone -ha vendido tres millones y medio de ejemplares- encontré mi guía. En las páginas del volumen comprado en 1985 que aun conservo y utilizo, hallé la piedra filosofal de la cocina, la luz al final del túnel de mi ignorancia supina.
Está tan bien escrito, tan claro, tan sistemático, tan sencillo, que hasta una neófita como yo pudo cocinar en aquellos años un auténtico cocido madrileño, con todos los madrileñísimos ingredientes comprados esa misma mañana en el madrileñísimo mercado de Argüelles. Seguí las instrucciones a rajatabla y el resultado fue extraordinario. Lástima que aquella fuera la primera y última vez. Demasiado tiempo y demasiados ingredientes. Quizás algún día.
Uso el libro también para la vida diaria. Y no exageraba al principio cuando hablaba del huevo duro. Salen mejor con su método. Últimamente me estoy especializando en una receta de calamares en su tinta….
Simone Ortega fue nuera de Ortega y Gasset, esposa de su hijo, José Ortega Spottorno, fundador de El País. Ahí es nada
A Simone y a Elvira
Estimada Angeles (compañeras y juguetonas en el patio rojo del cole con el uniforme gris a cuadros, camisa blanca, rebeca azul y zapatos negros merceditas, al menos los mios ), decirte que yo, lamentablemente no conocí nunca sino hasta ahora en el momento de su fallecimiento a Simone Ortega…no sé si por ignorancia exacerbada la mía o que mi camino iba por otros derroteros. En mi caso, no es que presuma, pero tengo lo que se dice mano hábil para el arte culinario, eso si, siempre con prisa y sin pausa, como corresponde a una mamá contemporánea que intenta por todos los medios conciliar de la mejor manera la vida familiar y laboral como marca la redacción de esta «moderna» Ley, que lo intenta pero no termina de cuajar en ningún sentido. Pues bien…yo aprendí por puro interés y a fuerza de insistir para que mi madre me dejara meter mis pezuñas en sus desconfiados y brillantes fogones, las artes culinarias. Y ella me recomendó harta de mis chapuzas un libro con el que su madre también aprendió..(como verás viene de herencia), y que ahora tengo yo. El libro en cuestión se titula «Chiquita cocinera», escrito por Elvira Illan, sin que conste en sus páginas amarillas y desgastadas (seguramente antaño relucientes) fecha alguna que me permita dar referencia sobre este manual.Queda bien clarito eso si, que se dirige a niñas, que pasando de las muñecas y sus comiditas, quieren vivir la realidad culinaria del día a día, como fuente de buenos cuidados a sus hijos, visitas y maridos… En el preámbulo de María Luz Morales (sic), dice lo siguiente: «Chiquita amiga, el juego de los trocitos de queso y pedacitos de galleta ya no es digno de ti, hay que afrontar ya el fuego, las cazuelas, los condimentos, proporciones y cantidades, que es donde reside el secreto de la buena cocina: hay que ponerse el delantal y empezar, el auténtico aprendizaje». ….después de muuchas y muy graciosas y ocurrentes sugerencias añade: Y si después de leído ésto, alguna «chiquita» que se las eche de sabihonda mira con desdén este libro, TU LIBRO, Chiquita amiga, dile lo mismo que lo que dijo la Santa de espíritu más elevado que jamás ha existido, Santa Teresa de Jesús, que decía a las mojitas remisas en cumplir sus deberes domésticos por considerarlos demasiado bajos…que..»El señor anda también entre los pucheros». Genial por su agudeza y a la par anacrónico preámbulo que me enseñó la base de lo que hoy sé…mira por donde…yo no conocí a Simone, pero como comprenderás, estimada Angeles, a mi no me hizo falta, pero con total seguridad, como cada maestrillo tiene su librillo Simone orgullosa desde donde esté habrá enseñado a muchas «chiquitas» como tu de la misma manera eficaz y sencilla que Elvira lo hizo conmigo. Desde aqui hasta donde esten ambas…estarás de acuerdo en que se merecen unas cariñosas y entrañables líneas. Un recuerdo cariñoso, y…a decir verdad no sé a quien pasarle esta reliquia de libro. Las niñas de ahora passaaaannn de estos temas, así que seguramente me lo quede yo, pues, confieso que todavía (muy pocas veces, ya que casi todas sus enseñanzas están grabadas en mi retina), lo uso. Enhorabuena por tu variado blog. Saludos.
La Tauro del pueblo de Tauro
Si alguien me preguntase que defecto tengo…sin dudar el de» no sé cocinar «.
Mis hermanas han heredado de mi madre este valioso don, que desgraciadamente a mi no me tocó…..
En serio amiga, crees que si compro ese libro cambiará mi vida y
mi frustración ante tal injusticia genética ??
Ángeles Arencibia
Tauro del pueblo de Tauro: Sí, creo que ése es el libro.
Ángeles Arencibia
A Simone y a Elvira: Qué pena que el libro del que hablas esté ya descatalogado. Me gustaría conseguirlo. ¿Quién serás?
Ernesto
En los tres pisos compartidos por los que he pasado, el «1080 recetas» siempre ocupó un lugar destacado. Pero no en el salón o en alguna de las habitaciones, con los demás libros, sino en algún cajón de la cocina, o en la estantería encima del café y la sal gorda (por supuesto, la sal gorda estaba en el tuper que ponía «café», y viceversa, pero eso es otra historia).
Ahora tiro más de Canal Cocina (de mayor quiero ser como Julius), pero también mis primeros pinitos en las sartenes fueron acompañados por Simone Ortega, y más de una vez nos tirábamos en el salón con el librito de marras y lo abríamos al azar, a ver que hacíamos de comer aquel fin de semana…
Uf, la de miles de historias que tienen que haber alrededor de esas 1080 recetas….
Ángeles Arencibia
Ernesto: Yo también veo a Julius, pero nunca tomo nota. También me gusta James Oliver, por el show.
Guacimeto
Pos a mí me han dicho que tu marido cocina de cojones sin libro ni ná….aunque es un poco fantasma. dicen.
Ángeles Arencibia
Guacimeto. Ten días.
Ruymán
Yo creo que ‘1080 Recetas de cocina’ es El Libro de cocina de varias generaciones. Desde que me vine a Madrid estoy pensando en comprarme un ejemplar y le tengo echado el ojo a una edición que viene con un forro de plástico lavable para evitar las manchas en la cocina. Lo malo es que siempre se me cuelan los de ficción por delante.
Aunque creo que la realidad es que si lo comprara sentiría que estoy traicionando una de las primeras ediciones, viejita y manoseada, que descansa en un estante de la cocina de mi casa y que, curiosamente y aunque no le hace falta, desde mis más tierna infancia lo recuerdo siendo consultado por mi padre. Que, por otra parte, creo que haría buenas migas con el autor de otro blog de Canarias7, del que dicen que cocina «de cojones sin libro ni ná….aunque es un poco fantasma» 😉
Ángeles Arencibia
Ruymán: Yo creo que el fantasma lo lee en la intimidad.